Ante la sospecha de que nuestro gato pueda tener un otohematoma debemos llevarlo al veterinario, que se encargará de tratarlo y de diagnosticar y tratar la enfermedad subyacente que lo ha provocado. No se considera una emergencia vital pero el malestar que produce en el animal, el retraso en la curación a medida que pasa el tiempo, y las posibles secuelas que pueden quedar, hacen que en ocasiones se recomiende la visita al veterinario de urgencias.
El pronóstico es bueno pero puede recurrir si el tratamiento es inadecuado o no se controla la causa primaria de la otitis (parásitos, pólipos, alergias, cuerpos extraños auditivos, etc.). Los otohematomas mal curados se vuelven crónicos o recurrentes y pueden acabar en fibrosis y contracción del cartílago del pabellón auricular provocando deformidades de la oreja.